"NUNCA ME PONDRIA LA CAMISETA DEL MADRID"

En el campo, es el más grande. Pero en cuanto se quita el uniforme de trabajo se convierte en un chaval menudo, sencillo, tranquilo y, sobre todo, humilde. Desde el silencio y el trabajo, Pedro se ha hecho un hueco en el once inicial del mejor equipo del mundo. Desde los 17 años recién cumplidos sabe qué es vestir la camiseta del Barça y conoce mejor qué nadie los valores que implican sus colores. Por eso asegura, con convicción y sin timidez, que “nunca me pondría la camiseta del Madrid, sería imposible para mí, porque con los años que llevo aquí soy muy consciente de lo que representa jugar en el Barça”.

El tinerfeño, que el año pasado le metió su primer gol a Iker Casillas, en el Bernabéu, no sólo no vestiría nunca de blanco sino que entre risas asegura que “si algún día tuviera hijos y fueran del Madrid, sería muy mala suerte, pero algún defecto tendrán que tener, habrá que inculcarles desde pequeños que sean del Barça”. Si en lo profesional, el delantero está en plena forma después de haber recuperado su puntería –7 goles en las tres competiciones–, en lo personal su vida también va sobre ruedas. Pedrito aceptó el reto de SPORT y mostró su faceta más íntima, algo poco habitual en uno de los jugadores más tímidos del vestuario.

“Hablo casi todas las noches con mis padres antes de ir a dormir, les echo de menos”, confiesa el canario, “siempre les llamo yo porque necesito tener contacto con ellos. A pesar de llevar un montón de años fuera de casa mi madre se sigue preocupando por las cosas típicas de una madre”. Más allá de esa faceta de hombre tranquilo, el jugador reconoce que no siempre es así, “el mal humor me sale muchas veces, no todos los días se puede estar calmado. Me ha pasado con los compañeros, la novia o los amigos, pero afortunadamente son pocas veces”. Pedro es hombre de círculos reducidos, de hecho “cada vez se reduce más porque muchos amigos se han ido de la ciudad, salgo poco pero voy a cenar a menudo con mi novia, con otras parejas y con mis compañeros de equipo”. Puesto que como cocinero se define como “malísimo”, uno de sus restaurantes favoritos en Barcelona es ‘El Xalet’ (Montjuïc) aunque, como buen amante de la pasta tiene en mente una visita al restaurante italiano ‘Massimo’, en el Eixample.

Reconoce que, para él, el mejor lugar para ir de vacaciones es Tenerife, “porque ahora estoy lejos y se echa de menos”, aunque después de este verano quedó totalmente enamorado de Cerdeña, “Ibiza también debe ser bonito, pero como hay tantos famosos que a mis compañeros siempre les pillan los paparazzis”. El canario es un amante de los detalles y poco dado a los caprichos, “lo último que me he regalado es un televisor de LEDs de 40 pulgadas”. Tener una familia sencilla le ha llevado a asimilar la cultura del ahorrar. Y es que hasta ahora ha demostrado que a lo único que no pone freno es a su palmarés y su instinto goleador.