Empecemos por una obviedad: Pep Guardiola es del Barça. Y el que es del Barça sabe muy bien de qué va esto. No es de ahora, es desde siempre. La gran diferencia respecto a lo de antes es que la constatación de esta realidad que dice que, por lo general, en este país el Real Madrid tiene muchísimas más cosas a su favor que el Barça ya no sirve en el Camp Nou de excusa para ponerse la venda antes que se produzca la herida.
Su Barça, el Barça de Guardiola, tiene muy asumido que para ganar la Liga cada año tiene que ser no ya el mejor, como en cualquier otra competición de cualquier otro lugar del mundo, sino mucho mejor que el gran rival. El panorama indica una batalla desigual desde el origen: Madrid es la capital de España, allí están los estamentos de poder político, las sedes federativas, los medios de ámbito estatal... Solamente una cosa queda que depende de uno mismo y que, por suerte, aún desequilibra la balanza más que ninguna otra: el fútbol. Desde ese mensaje Guardiola ha llegado al tuétano de su plantilla, formada, no hay que olvidarlo, por un montón de jugadores fundamentales que han crecido sabiendo exactamente lo mismo que sabe muy bien su técnico. En otros tiempos, en el Barça, el entrenador alemán o inglés de turno se agarraba al pataleo en cuanto se daba cuenta de qué iba la película. Guardiola no. Lo hizo una vez de futbolista, tras un escandaloso Madrid-Barça con Losantos de árbitro. "Estás jugando con el sentimiento de millones de personas", soltó aquel día. Hoy, Guardiola prefiere apelar al "más difícil todavía" para espolear a los suyos. Por eso, en su primera Liga como entrenador, se presentó en el Bernabéu diciendo que "sí pasa, y mucho, si mañana gana el Madrid", que entonces estaba 4 puntos por debajo del Barça. Al día siguiente, 2-6. ¿Y la temporada pasada? Vuelta a la carga: otra vez el Villarato, otra vez el canguelo, el cagómetro, el fin de ciclo, los árbitros, los telediarios... Y otra vez a jugarse la Liga en el Bernabéu. La respuesta a tanta campaña interesada, 0-2 y 99 puntos, récord histórico del torneo.
Año III de Guardiola. Mou habla por los codos, Pep calla, como su plantilla. Al menos, por ahora. Y eso que ¡oh casualidad!, nuevamente hay un calendario estadísticamente inaudito: el nuevo proyecto de Florentino Pérez gana tiempo y llega a la mitad de la primera vuelta sin haber jugado con ningún grande y, en un torneo tan reñido, volverá a tener el segundo clásico con el Barça en Chamartín. ¡Vaya con el ordenador! Pero Guardiola es del Barça y, como todos los del Barça, sabe bien de qué va esto. Desde siempre
Su Barça, el Barça de Guardiola, tiene muy asumido que para ganar la Liga cada año tiene que ser no ya el mejor, como en cualquier otra competición de cualquier otro lugar del mundo, sino mucho mejor que el gran rival. El panorama indica una batalla desigual desde el origen: Madrid es la capital de España, allí están los estamentos de poder político, las sedes federativas, los medios de ámbito estatal... Solamente una cosa queda que depende de uno mismo y que, por suerte, aún desequilibra la balanza más que ninguna otra: el fútbol. Desde ese mensaje Guardiola ha llegado al tuétano de su plantilla, formada, no hay que olvidarlo, por un montón de jugadores fundamentales que han crecido sabiendo exactamente lo mismo que sabe muy bien su técnico. En otros tiempos, en el Barça, el entrenador alemán o inglés de turno se agarraba al pataleo en cuanto se daba cuenta de qué iba la película. Guardiola no. Lo hizo una vez de futbolista, tras un escandaloso Madrid-Barça con Losantos de árbitro. "Estás jugando con el sentimiento de millones de personas", soltó aquel día. Hoy, Guardiola prefiere apelar al "más difícil todavía" para espolear a los suyos. Por eso, en su primera Liga como entrenador, se presentó en el Bernabéu diciendo que "sí pasa, y mucho, si mañana gana el Madrid", que entonces estaba 4 puntos por debajo del Barça. Al día siguiente, 2-6. ¿Y la temporada pasada? Vuelta a la carga: otra vez el Villarato, otra vez el canguelo, el cagómetro, el fin de ciclo, los árbitros, los telediarios... Y otra vez a jugarse la Liga en el Bernabéu. La respuesta a tanta campaña interesada, 0-2 y 99 puntos, récord histórico del torneo.
Año III de Guardiola. Mou habla por los codos, Pep calla, como su plantilla. Al menos, por ahora. Y eso que ¡oh casualidad!, nuevamente hay un calendario estadísticamente inaudito: el nuevo proyecto de Florentino Pérez gana tiempo y llega a la mitad de la primera vuelta sin haber jugado con ningún grande y, en un torneo tan reñido, volverá a tener el segundo clásico con el Barça en Chamartín. ¡Vaya con el ordenador! Pero Guardiola es del Barça y, como todos los del Barça, sabe bien de qué va esto. Desde siempre
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