El Barça-Racing fue un calco del Racing-Barça de la primera jornada. Un gol a los dos minutos, la sentencia pasada la media hora, un ser superior en el campo y Messi e Iniesta repitiendo dianas. El caso de Andrés, de todas formas, es digno de análisis. Si hay un equipo empeñado en aparecer en su historial personal, ese es el cántabro. Es al que más se ha enfrentado (14), el segundo al que más ha ganado (10), con el que festejó marcando su partido 300 de azulgrana y al que más ha goleado (3), el penúltimo en la primera vuelta. Aquel 29 de agosto de 2010 fue inventándose una vaselina sin dejar botar el balón, ayer soltando la pierna desde lejos una vez más.
Pep le calificó en una ocasión de un tipo "normal", que no abusa de la notoriedad, que nunca se tatúa. Aquellas palabras, expresadas con convencimiento, crearon norma y le sucedieron otros muchos preceptos que el fútbol fue dictando. Iniesta se empeña en transgredir toda ley urbana y cada partido rompe una. Es un genio que hace cercano lo imposible. Anoche, con aplomo, visión y toque, ejerció de buscavidas para enhebrar otra goleada. Se salió.
Una de esas normas no escritas decía que no pasaba de los 6 goles en Liga, que este tope de la temporada 2006-2007 en 37 partidos era su techo. Pues en lo que va de Liga ya lleva 7 en 20, batiendo esa plusmarca liguera y camino del récord total de 9 firmada aquel mismo año. Por ahora lleva tres partidos seguidos de Liga marcando. Es sólo cuestión de tiempo, y lo tiene porque se llevan 34 encuentros oficiales y el PepTeam le da al balón una media de 60.
Otra de las leyes que se le atribuyen es que sólo ve puerta en los partidos del siglo. Que si ante el Chelsea en Stamford Bridge, que si aquel de la final del Mundial... Pues no, Iniesta sabe bajar a la mina y dar con el oro, aunque algunos se lo nieguen. Y chutando con rabia. Como ayer, como la anterior jornada ante el Málaga, como la otra frente al Depor. Sí, aquella ley del miedo que le atribuían por las lesiones o por un exceso de prudencia es también una licencia del pasado que los foros futbolísticos alimentaron hasta el empacho. Andrés lo intenta a la mínima. Asistencia, pase o chut, a romper si es posible, para deleite del técnico azulgrana.
Estamos hablando de un príncipe en todo, una marca registrada exportada a todo el mundo. Con sus regates, con sus pases de tacón, con sus 'croquetas'. El único titular en los 20 partidos de Liga. Una regularidad asombrosa que hace sombra al mismísimo Messi y que todos los campos, salvo San Mamés, degustan con fruición.
Pep le calificó en una ocasión de un tipo "normal", que no abusa de la notoriedad, que nunca se tatúa. Aquellas palabras, expresadas con convencimiento, crearon norma y le sucedieron otros muchos preceptos que el fútbol fue dictando. Iniesta se empeña en transgredir toda ley urbana y cada partido rompe una. Es un genio que hace cercano lo imposible. Anoche, con aplomo, visión y toque, ejerció de buscavidas para enhebrar otra goleada. Se salió.
Una de esas normas no escritas decía que no pasaba de los 6 goles en Liga, que este tope de la temporada 2006-2007 en 37 partidos era su techo. Pues en lo que va de Liga ya lleva 7 en 20, batiendo esa plusmarca liguera y camino del récord total de 9 firmada aquel mismo año. Por ahora lleva tres partidos seguidos de Liga marcando. Es sólo cuestión de tiempo, y lo tiene porque se llevan 34 encuentros oficiales y el PepTeam le da al balón una media de 60.
Otra de las leyes que se le atribuyen es que sólo ve puerta en los partidos del siglo. Que si ante el Chelsea en Stamford Bridge, que si aquel de la final del Mundial... Pues no, Iniesta sabe bajar a la mina y dar con el oro, aunque algunos se lo nieguen. Y chutando con rabia. Como ayer, como la anterior jornada ante el Málaga, como la otra frente al Depor. Sí, aquella ley del miedo que le atribuían por las lesiones o por un exceso de prudencia es también una licencia del pasado que los foros futbolísticos alimentaron hasta el empacho. Andrés lo intenta a la mínima. Asistencia, pase o chut, a romper si es posible, para deleite del técnico azulgrana.
Estamos hablando de un príncipe en todo, una marca registrada exportada a todo el mundo. Con sus regates, con sus pases de tacón, con sus 'croquetas'. El único titular en los 20 partidos de Liga. Una regularidad asombrosa que hace sombra al mismísimo Messi y que todos los campos, salvo San Mamés, degustan con fruición.
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