Ya tenía razón, ya, el entrenador del Real Madrid cuando dijo que no quería ver ni en pintura a Pérez Lasa. ¡Qué malo es el tío! La actuación arbitral de este señor fue ayer una catástrofe para los intereses del equipo que hizo la apuesta futbolística valiente, es decir, el Barça. Por una décima parte del mal que provocó anoche Pérez Lasa, Mourinho habría leído una lista de doscientas quejas, habría dado tres ruedas de prensa enteras dedicadas a este individuo y habría amenzado con plante. Pérez sisó un golazo a Messi ni se sabe por qué, perdonó la segunda amarilla a Martín Cáceres, inventó fueras de juegoy se comió, para acabar, un penalti a Bojan.
La palma se la lleva el gol anulado a Messi, se supone que por falta de Sergio Busquets en un forcejeo con Alexis mientras el argentino lanzaba su magnífico disparo. Lo que nadie sabe es por qué pitó la falta en el sentido que la pitó y no al revés; fue exactamente igual.
La segunda jugada escandalosa llegó en el gol azulgrana. Pérez fue permisivo con varios defensas sevillistas, pero nada comparable a la bula de Cáceres, especialmente en ese lance. Bojan fue a rematar la asistencia de Alves cuando fue zancadilleado descaradamente por Cáceres por detrás. Aunque la jugada acabó en gol, porque el balón impulsado por el delantero entró mansamente en la portería, la zancadilla de Cáceres es merecedora de tarjeta: roja si hubiese frustrado el gol, amarilla por su zancadilla.
Pérez señaló un fuera de juego a Alves cuando se quedaba solo en posición correcta y dejó sin señalar un penalti de Navas a Bojan al propinarle una patada en el pie de apoyo que lo derribó. Dio saque de puerta. Un escándalo por mucho que, para disimular, el Sevilla pidiese una falta por posible derribo de Alves a Zokora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario