Sin problemas se quitó de encima el Barcelona al Zaragoza. Lo hizo con Messi, que descansa jugando y haciendo goles. El argentino era la incógnita en la alineación, pero Guardiola no entiende de rotaciones cuando se trata del argentino. Ni siquiera un viaje transatlántico, un rival blando en el Camp Nou, y un mes de aúpa por delante son motivos suficientes para sentarle. Messi salió de inicio y participó en casi todas las jugadas de peligro del Barcelona.
Con Alexis, Cesc y Cuenca en la alineación, Pep puso en liza un once con tres jugadores llegados este verano, dos de ellos los extremos más puros de la plantilla. Abierto el campo, Messi, Xavi y Cesc se atiborraron a combinar por el centro, tarea facilitada por su calidad y la fragilidad del rival. Es, posiblemente, la mayor diferencia de este Barcelona con el del curso pasado. Tiene más recursos en las bandas. Alexis y Cuenca se desempeñan con más naturalidad pegados a la cal, son directos y habilidosos, argumentos muy diferentes a los que ofrecen Villa y Pedro, extremos postizos con tendencia a ir al medio, uno a buscar la espalda del rival y otro a pedir el pase en corto.
Alexis y Cuenca no participaron demasiado, pero fijaron a los laterales y facilitaron la tarea a Keita, Xavi, Cesc y Messi, que a un ritmo muy bajo triangularon sin demasiada oposición. Pese al juego pausado, cambiar el ritmo cerca del área le bastó al Barcelona para hacer daño. La lata se abrió en una jugada de pizarra. Una falta lateral sacada por Xavi la cabeceó en el área pequeña Piqué. Poco después tuvo Postiga la única ocasión del Zaragoza en la primera mitad, en un disparo que rechazó Piqué.
El Barcelona pisó entonces el acelerador tras el gol para ahorrarse sustos. Messi y Alexis rozaron el segundo. El argentino, que había rizado el rizo en sus oportunidades anteriores, acertó al filo del descanso. Recibió una asistencia de Cesc en posible fuera de juego, culebreó dentro del área y embocó con la derecha, de tiro cruzado. Despertó el Zaragoza en la reanudación con la entrada de Micael y Lafita. El ex del Deportivo tuvo dos buenas ocasiones, ayudado en ataque por la velocidad de Juan Carlos. Pero como en la primera parte, en cuanto el Zaragoza se animó a sacar la cabeza, el Barcelona contestó con gol. Fue de Puyol, que embocó desde el suelo un pase de Keita de cabeza y en posible fuera de juego. Era tiempo para descansar. Los ojos volvían a apuntar a Messi, pero Guardiola quitó a Xavi, Alexis y Cesc. Turno para Iniesta, Thiago y Villa. El delantero aprovechó sus minutos para hacer el cuarto gol. Cabeceó un centro tras una buena jugada de Cuenca, que volvió a completar todo el partido. Lo mismo que Messi, que es incansable.
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